Más de dos siglos después, la Constitución es muy frágil. Demasiada luz puede hacer que la tinta se desvanezca. El contacto con el aire puede dañar el pergamino, e incluso pequeños cambios en la humedad pueden hacer que se enrolle o se rompa.
Las vitrinas de alta tecnología del Archivo Nacional protegen la Constitución de estos peligros y otras amenazas, como el robo y los desastres naturales. Por la noche, el documento se guarda en una cámara acorazada. ¡Los detalles completos de seguridad se mantienen en secreto!
Jessie Kratz trabaja en los Archivos Nacionales. Afirma que estas medidas de seguridad garantizan que el público pueda ver de cerca esta pieza clave de la historia por muchos años.
“Las tres primeras palabras de la Constitución son ‘Nosotros, el pueblo’ —explicó Kratz—. Exponer la Constitución es un recordatorio de que todos tenemos un papel en nuestro gobierno”.