Era el final de la segunda mitad del partido del campeonato nacional. Todas las miradas estaban clavadas en Cora Hernández, mariscal de campo de 11 años.
“Estaba muy nerviosa —recuerda la estudiante de sexto grado—. Todos esperan que hagas el pase perfecto en el momento perfecto”.
Cora ojeó el campo en busca de un compañero libre. Con un defensa en sus narices, Cora hizo un pase. El receptor lo atrapó y pasó a toda velocidad a la zona de anotación. ¡Gol!
Nadie trató siquiera de placar al receptor. Esto es porque jugaban fútbol de banderitas, en el que no se permiten los placajes. En su lugar, los jugadores tiran de las banderitas de la cintura del contrario para impedir la jugada.
Cora es de Tampa, Florida, y juega en el Pirate Bay Krewe. Ganaron el título 11U en los Campeonatos de Fútbol de Banderitas de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), celebrados en Canton, Ohio, en julio. Cora y sus compañeros de equipo forman parte de los más de 2.4 millones de niños y niñas menores de 17 años que juegan fútbol de banderitas en ligas de todo EE. UU.
A medida que aumenta la popularidad del fútbol de banderitas, menos niños juegan la versión tradicional de fútbol americano. ¿Qué será del fútbol en EE. UU.?