En 1787, los Padres de la Constitución de EE. UU. tuvieron que decidir a quién elegirían presidente. ¿Lo debería hacer el Congreso? ¿Los gobernadores de los estados? ¿O deberían ser los propios ciudadanos los que eligieran al presidente en un voto popular? Para llegar a un acuerdo, a los Padres se les ocurrió el sistema que tenemos hoy.
Es posible que un candidato pierda en el voto popular pero gane las elecciones. Esto ha pasado cinco veces, como en 2016. Donald Trump perdió en el voto popular pero ganó la presidencia con 304 votos electorales. Como el candidato con más votos populares no siempre gana, algunos estadounidenses piensan que el colegio electoral no es la forma más justa de elegir un presidente.