La maestra de sexto grado, Angie Charky, tiene una política de no celulares en su salón de clases. Pero dice que conseguir que los alumnos la cumplan es agotador.
“Guardan el celular por un minuto y, al rato, lo vuelven a sacar”, explicó.
Charky espera con impaciencia el mes de enero, cuando su distrito implementará la prohibición de los celulares inteligentes en las escuelas. Trabaja en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, que atiende a más de 420,000 estudiantes.
La prohibición de los celulares en Los Ángeles forma parte de una tendencia creciente, y no son solo los distritos los que introducen el cambio. Florida, Indiana y Ohio han aprobado leyes que obligan a las escuelas públicas de todo el estado a limitar el uso del celular durante las horas de clase. Otros estados contemplan leyes similares.
Al igual que Charky, muchos maestros apoyan la prohibición del uso del celular. Dicen que los niños están más concentrados cuando no miran constantemente sus dispositivos. También sostienen que dejar los celulares fuera de las escuelas reduce las trampas y el ciberacoso.
Pero otros maestros y muchos padres creen que prohibir por completo los celulares es ir demasiado lejos. Señalan que los celulares pueden ser útiles para las tareas escolares y en caso de emergencia.