En el ZooTampa, cuidaron de las huérfanas día y noche. Los encargados preparaban cubos con una leche de fórmula especial que daban a las crías en biberones.
En noviembre de 2022, Piccolina, la más pequeña de las tres, pesaba unas 375 libras. Pero los manatíes deben pesar, al menos, 600 libras antes de ser devueltos a su hábitat natural.
Para abrir espacio para otros manatíes necesitados, trasladaron a las tres crías a otro centro de rehabilitación. Las cargaron en aviones y las llevaron, volando unas 800 millas, al zoo de Cincinnati, en Ohio.
“Cuando las recibimos, estaban muy asustadas”, dijo Tara Lay, cuidadora del zoo de Cincinnati.
Poco a poco, las apacibles grandullonas tomaron confianza y crecieron más fuertes. Lay y otros trabajadores del zoo alimentaron a las manatíes con hojas de verduras, que colocaron en el fondo de un tanque para que parecieran hierbas marinas.