Fíjate bien en tus meriendas favoritas. Puede que no te hayas dado cuenta, pero es muy probable que tu bolsa de papas fritas ya no esté tan llena como la que compraste el año pasado. Quizá tu caja de cereales también sea más pequeña. ¿Y esa barra de caramelo gigante? Puede que ya no sea tan grande como antes.
Todos estos son ejemplos de lo que se conoce como reduflación. El término es una combinación de las palabras reducción e inflación. La inflación es el aumento del precio de los bienes y servicios a lo largo del tiempo. La reduflación es diferente. Es cuando una empresa reduce el tamaño de sus productos, pero cobra el mismo precio, o incluso más.
La reduflación no es algo nuevo. De hecho, ocurre desde hace décadas. Pero últimamente sale mucho en las noticias. El mes pasado, hasta el Monstruo de las Galletas se quejó de ello en las redes sociales.
“¡Yo no gustar la reduflación!—publicó—. Mis galletas ser más pequeñas”.
El Monstruo de las Galletas no es el único que siente la frustración. A fin de cuentas, mucha gente dice que la reduflación es engañosa.
“Te dan menos por el mismo dinero, así que es lo mismo que una subida de precio”, dijo Edgar Dworsky. Dworsky es un defensor de los consumidores que lleva más de 30 años investigando la reduflación.
Los expertos dicen que hay maneras de asegurarse de encontrar la mejor oferta en el supermercado.