Por siglos, la mayor parte de las comunicaciones se hacían en persona o por escrito. Era normal tener que esperar días, semanas o incluso meses para oír de alguien que vivía lejos.
Mantener el contacto se hizo mucho más fácil cuando Alexander Graham Bell presentara el teléfono en el mundo en 1876. Por primera vez, la gente pudo conversar en tiempo real a grandes distancias.
“El celular estableció una nueva forma de vida, en la que podías comunicarte con otros a cualquier hora, de inmediato, dónde quisieras”, explicó el historiador Josh Lauer.
Con el tiempo, los teléfonos también supusieron la expansión de los negocios. Pudieron abrir nuevas oficinas en ciudades lejanas y llegar a más clientes.
Por supuesto, los teléfonos inteligentes actuales sirven para mucho más que hacer llamadas. Podemos comunicarnos de muchas otras formas: con mensajes de texto, correo electrónico, videollamadas y redes sociales.