Courtesy of Ernesto Sánchez
Ernesto Sánchez
Ernesto Sánchez notó algo extraño. El sargento del Ejército de EE. UU. estaba destacado en las montañas de Corea del Norte. El sendero solía estar salpicado de tocones de árboles. Pero ahora algunos parecían tener ramas con hojas, y se movían hacia él.
“Nunca había visto árboles que caminaran”, dice Sánchez.
Enseguida advirtió que los “árboles” eran soldados enemigos disfrazados. Sánchez sabía que tenía que actuar rápido, así que les lanzó una granada.
Pero, entonces, ¡BUM! Mientras huían, los soldados enemigos pisaron una mina terrestre y murieron de inmediato. La decisión instantánea de Sánchez evitó un ataque que podría haber costado la vida de sus hombres.
Era el año 1953 y Sánchez estaba en el frente de la guerra de Corea. A menudo se la llama la guerra olvidada, en parte porque tuvo lugar entre otras dos guerras importantes, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la guerra de Vietnam (1954-1975). En la guerra de Corea sirvieron unos 1.8 millones de hombres y mujeres estadounidenses. Murieron casi 37,000 y más de 90,000 resultaron heridos.
Ahora, a los 96 años, Sánchez quiere asegurarse de que ninguno de los que sirvieron en esa guerra caiga en el olvido.