La primavera pasada, un turista que posaba para una foto en un museo de Verona, Italia, rompió una silla de cristal ¡al sentarse en ella por error! Poco después, en junio, otro visitante de un museo causó problemas en la ciudad italiana de Florencia. Al tratar de tomarse un selfi, tropezó y agujereó un cuadro de 300 años.
Accidentes como estos han llevado a algunos a pedir que se prohíba tomar fotos en los museos. Opinan que así se evitaría que los fotógrafos descuidados dañen obras de arte de valor incalculable u objetos históricos importantes. Afirman que muchas piezas en los museos son únicas, que cuesta mucho repararlas o son irremplazables.
Pero otros dicen que está bien tomar fotos en los museos, siempre que se haga de forma responsable. De hecho, muchos museos lo fomentan.
“Al permitir tomar fotografías en nuestras salas para un uso personal ofrecemos a los visitantes una forma de conectar más profundamente con el museo”, dice Britney Fitzgerald. Trabaja en el Museo Americano de Historia Natural de la Ciudad de Nueva York.
“Ayuda a despertar curiosidad más allá de las paredes del museo”, añade.