En abril, un misterioso objeto del tamaño de un teléfono inteligente atravesó el techo de una casa en Nápoles, Florida. Por suerte, nadie resultó herido.
El objeto resultó ser un viejo componente de la Estación Espacial Internacional (EEI). Los astronautas del gigantesco laboratorio espacial lo habían lanzado al espacio tres años antes. En otras palabras, era basura espacial.
Si miras al cielo de noche no se nota, pero el espacio está abarrotado de basura. Entre los residuos hay satélites que ya no funcionan, piezas de cohetes e incluso restos de pintura de viejas naves espaciales.
La probabilidad de que la basura espacial nos haga daño en la Tierra es bastante baja. Sin embargo, toda esta basura podría causar graves daños en el espacio.