Kota Kai se sentía frustrado. El dueño de un restaurante de Tokio (Japón) estaba harto de ver cómo los clientes miraban sus teléfonos mientras se les enfriaba la comida. También se demoraban demasiado en terminar de comer, lo que hacía que otros clientes tuvieran que esperar más por una mesa. Así que, a partir de marzo, Kai prohibió a los clientes usar teléfonos inteligentes en su local de ramen durante las horas de mayor afluencia.
A algunos les gustan las normas que pone Kai. Señalan que ir a un restaurante se supone que sea para pasar un buen rato con amigos y familiares. Muchos creen que es de mala educación enviar mensajes de texto o mirar videos en lugar
Pero otros comensales dicen que no se les debe pedir que apaguen sus teléfonos. Argumentan que mientras el dispositivo esté en modo silencio, no molesta a nadie. Algunos clientes afirman que el uso de sus teléfonos puede aportar nuevos clientes a los restaurantes. Toman fotos de sus platos y corren la voz cuando las publican en las redes sociales.