Si los aficionados quieren comprar un perrito caliente en un partido de los Vaqueros de Dallas, no tienen que molestarse en sacar billetes ni monedas. El estadio del equipo solo acepta tarjetas de crédito y débito o pagos por aplicaciones de teléfonos. De hecho, ya ninguno de los estadios de la Liga Nacional de Fútbo Americano acepta pagos en efectivo. Es parte de una tendencia creciente en los EE. UU. a deshacerse del dólar.
A muchos consumidores les gusta la conveniencia de poder comprar casi cualquier cosa con una tarjeta o aplicación como Apple Pay o Google Pay. Algunos prefieren no tener que tocar los billetes y las monedas que, según se ha descubierto en estudios, están cubiertos de gérmenes. Además, para los millones de estadounidenses que compran por Internet, pagar en efectivo no es siquiera una opción viable.
Pero muchos creen que el efectivo sigue siendo el rey. Dicen que evita que los clientes gasten más de la cuenta porque pueden ver cuánto dinero les queda después de las compras. También señalan que no todo el mundo tiene tarjetas de crédito o acceso a opciones de pago digitales.
Esa es una de las razones más importantes por las que los EE. UU. todavía no ha descartado el efectivo por completo. Estados como Nueva Jersey y Massachusetts les prohibieron a la mayoría de los negocios rechazar pagos en moneda física. Una ley parecida se aprobó en 2020 para prohibirles a la mayoría de las tiendas en la Ciudad de Nueva York prescindir del efectivo.