La lucha contra las sobras de comida

Tres alumnas de sexto grado de Colorado consiguieron que su escuela redujera las sobras de comida y ayudara al planeta.

Al leer, piensa en: ¿Cómo afectan las sobras de comida al medio ambiente?

Ocurría todos los días en la cafetería de la escuela primaria Prairie Winds. Los alumnos botaban una cantidad enorme de comida. Puñados de palitos de zanahorias, manzanas a medio comer, cuencos de ensalada y otros alimentos terminaban en la basura.

“Notamos la cantidad de comida que se desperdiciaba —dijo Annabel Montero de 12 años—. Iba a parar al contenedor”.

El año pasado, Annabel y sus amigas Amelia Ashby y Sloan Clary decidieron hacer algo con las sobras de comida. Las tres amigas pusieron en marcha un programa de compostaje en su escuela de Monument, Colorado. Cuando los alimentos compostados se descomponen, o pudren, sirven de abono natural para el crecimiento de los cultivos. 

De paso, las muchachas, que se llaman a sí mismas las Tres Composteras, enseñaron a sus compañeros el efecto devastador del desperdicio de alimentos en el planeta.

© Stephanie Gonzalez

¡Qué desperdicio!

El desperdicio de comida no es un problema único de Prairie Winds. Todos los años, los estadounidenses tiran alrededor de 160,000 millones de libras de comida. Se trata del 40% de todos los alimentos producidos en EE. UU. 

La comida termina en la basura por muchas razones. Los agricultores suelen botar productos agrícolas magullados o con formas extrañas, porque es menos probable que la gente los compre. Además, muchas tiendas descartan las cajas dañadas, aunque los alimentos que contienen sean aptos para el consumo. 

Pero la mayor fuente de desperdicio de alimentos en EE. UU. somos nosotros. Los consumidores compran más comida de la que necesitan y tiran todo que no se comen. 

Botar comida no solo es un desperdicio, también es perjudicial para el medio ambiente. Cuando la comida se pudre en los vertederos, libera un gas llamado metano. El exceso de metano en la atmósfera contribuye al calentamiento de la Tierra. 

Además, botar la comida es un derroche de recursos, como el agua con que se regaron los cultivos y el combustible de los camiones que los transportaron.

Trabajo en equipo

Para iniciar su programa de compostaje, Annabel, Amelia y Sloan enseñaron a sus compañeros cómo clasificar la basura en el almuerzo. Las frutas y verduras sin salsas ni aderezos iban a un cubo para el compostaje.

Las niñas consiguieron otro cubo para su salón de clase. Lo llenaron de tierra, tiras de periódico, lombrices y la comida que habían recogido. Las lombrices se dieron un festín con los restos de comida. Las cacas de las lombrices, llamadas humus, son ricas en nutrientes que favorecen el crecimiento de las plantas.

Prairie Winds tiene ahora dos contenedores de lombrices. El abono se utiliza en el huerto escolar para cultivar coliflores, tomates y otras verduras. El personal de la escuela aprovecha parte de estos productos en la cocina para hacer salsa y pastel de calabacín.

Sloan dice que el compostaje puede dar mucho trabajo porque es como cuidar de un jardín.

“Pero es muy divertido”, añadió.

Gracias a las niñas, la escuela tiene ahora cuatro o cinco bolsas menos de basura por semana. 

Las Tres Composteras se sienten orgullosas de aportar su granito de arena al medio ambiente. Esperan inspirar a otros estudiantes a comenzar a hacer compost.

“Es bueno saber que, como niña, puedes hacer algo para ayudar”, dijo Amelia.

1. ¿Qué tres fuentes principales de desperdicio de alimentos se describen en el artículo?

2. ¿Cómo apoya el autor la idea de que desperdiciar alimentos es malo para el medio ambiente?

3. ¿Cómo funciona el programa de compostaje de la escuela primaria Prairie Winds?