¡Piensa a lo grande!

Victoria, Canadá

EL PROBLEMA: Hace dos años, cuando Liam estaba en sexto grado, se cayó al mar durante una clase de vela. Por suerte, llevaba puesto un chaleco salvavidas, ¡pero el agua estaba muy fría! Liam y su amigo Fraser querían encontrar una forma de mantener calientes a las personas en situaciones de emergencia acuática.

SU SOLUCIÓN: Crearon LifeHeat, un chaleco salvavidas que ofrece protección adicional en agua fría. Durante dos años experimentaron con distintos niveles de químicos que se calientan al mojarse. En un momento dado, creían que tenían un chaleco que funcionaba. Pero cuando lo probaron en el agua fría del mar, se sobrecalentaron rápidamente. “Era una buena señal de que funcionaba —dijo Fraser—. ¡Pero funcionaba demasiado bien!”. Tras nuevos intentos, los niños ya tienen un prototipo funcional que le han mostrado a una compañía local. Esperan vender LifeHeat al público pronto.

San Diego, California

EL PROBLEMA: La mamá de Leanne sufre de dolorosas infecciones de oído. Esto inspiró a Leanne a crear un aparato que ayudara a su mamá y a otras personas sin tener que recurrir a medicamentos caros. “No todo el mundo tiene acceso a la asistencia médica”, explicó Leanne.

SU SOLUCIÓN: Leanne inventó unos audífonos que pueden detectar y tratar las infecciones de oído. Desarrolló una aplicación para teléfonos inteligentes que se conecta a los audífonos. Si la aplicación determina que tienes una infección, una luz azul especial en los audífonos alumbra tu oído por 45 minutos. Eso mata los gérmenes que pueden causar una infección. ¿Por qué Leanne eligió unos audífonos? La estudiante de noveno grado quería algo que fuera fácil de llevar y permitiera a los niños mirar la TV o escuchar música mientras recibían el tratamiento. El otoño pasado, Leanne ganó el concurso 3M Young Scientist Challenge y fue nombrada mejor científica joven de EE. UU. Piensa destinar los $25,000 del premio a seguir desarrollando su invento.

Eagle Mountain, Utah

EL PROBLEMA: En un viaje de familia a California, Madison vio botellas de plástico por toda la playa y en el mar. Quería encontrar la manera de reducir la contaminación por plásticos.

SU SOLUCIÓN: Madison diseñó la Eco-Hero, ¡una botella de agua que se puede comer para no tener que tirarla! Tardó unos dos meses en dar con la combinación adecuada de químicos para hacer una botella. Pero había un gran problema: la botella comestible sabía mal. Para mejorar el sabor, Madison añadió jugo de limón a su fórmula. Esta niña de 12 años ha presentado su botella innovadora a ferias de ciencias locales, estatales y nacionales. Espera que Eco-Hero inspire a otros a encontrar formas de ayudar al medio ambiente.